El descubrimiento y la puesta en valor
Desde hace unos años se han multiplicado las iniciativas que promueven la recuperación de rutas de montaña. A veces fueron, en origen, antiguos trazados para trasladar ganado entre zonas de pasto. En otras son simples vías terrestres de comunicación entre poblaciones insertadas en parajes singulares.
El valor paisajístico de algunas de ellas las dota de un encanto especial. Funcionan como balcones a un espacio natural desde donde es más fácil disfrutar de la integración en la naturaleza. El aprovechamiento para actividades recreativas o deportivas viene como consecuencia de estas cualidades ambientales.
Con la entrada en servicio de una de estas rutas se produce un examen constante por parte de quienes hacen uso de ellas. Los comentarios y opiniones que trasladan sobre cada ruta aceleran o estancan la presencia de público entre sus límites. Se produce una valorización libre por parte de aquellos que la han elegido para sus actividades.
El ejemplo de Aragón
Aragón cuenta con una de las redes más amplias de rutas señalizadas. Convenientemente descritas y balizadas por donde la toma de contacto con la naturaleza se hace especialmente intensa. Tradicionalmente se dividen en dos categorías:
- los llamados GR o gran recorrido que transcurren por amplios territorios y suelen superar los límites provinciales. Están marcados con señal de dos colores, blanca y roja
- los PR son para distancias mucho más reducidas. Normalmente enlazan dos núcleos de población cercanos o dos centros de interés puramente local. Las señales que los anuncian e informan de sus trayectoria son blancas y amarillas.
El espacio natural por el que transcurren estas rutas ha de tener un interés botánico, faunístico, paisajístico o histórico. El Camino de Santiago es un ejemplo del primer caso, el PR de Biescas a la Ermita de Santa Elena sería un ejemplo del segundo.
Un recurso para el turismo de aventura y de montaña
El interés de estos senderos está en recorrerlos por vías acondicionadas como trayectos de montaña debidamente señalizados. Las marcas de continuidad hecen innecesarios elementos de información u orientación adicionales aunque en montaña nunca están de más.
La documentación previa al recorrido del sendero debe tener como fin servir de ilustración de la actividad. Así adquiere su sentido pleno como suma de experiencias, ideas y emociones que tendrán un contenido único en cada individuo.
Los mapas, las guías y folletos informativos que se sirven en los centros de información turística, establecimientos hoteleros y centros de interpretación sirven a este fin.
La interdisciplinaridad de estas actividades que combinan lo elementos deportivos, científicos, culturales e históricos enganchan cada vez a más gente. Son una muestra de los cambios en el tiempo dedicado al ocio y el mejor modo de darle uso en un espacio natural.
