La estación de Canfranc es una magnífica obra de ingeniería que fue levantada a principios del siglo pasado. Es una impresionante maravilla en medio de la naturaleza, pues encontrar una estación de esa majestuosidad en medio del paisaje agreste de los Pirineos.
Sin duda, algo singular y digno de admirar, pero te puedes sorprender aún más cuando llegas a la estación y te empiezan a contar su historia, cómo se levantó, las dificultades que pasó y los usos que le fueron dado. Todos esos relatos y la apreciación de la estructura en primera persona, hace que la mente de los visitantes viaje tiempo atrás para situarse dentro de una época.
Teniendo precisamente como referencia a esos años, se considera que la estación de Canfranc es un verdadero hito de la arquitectura de principios del siglo XX, llegando a considerarse en ese entonces la mayor estación de España y la segunda de Europa.
La historia de la Estación de Canfranc
Debido al continuo paso de viajeros y comerciantes entre Francia y España por el difícil camino de los Pirineos en el siglo XIX, ambos países vieron la necesidad de construir una línea férrea como paso fronterizo. Al principio hubo consenso y negociaciones para iniciar el proyecto, pero debido a que la guerra aún estaba fresca en las mentes de algunos, el proyecto empezó a esfumarse.
Al empezar el siglo XX, la esperanza de darle vida nuevamente a este proyecto fue avivada durante el reinado de Alfonso XIII, y para ello se firmaron una serie de convenios en 1904 para darle inicio al proyecto que atravesaría las montañas pirenaicas a través del Puerto de Somport.
La dificultad propia de un terreno de alta montaña hizo que tuvieran que construir mega obras, como los 24 túneles y los 4 viaductos para atravesar el corazón de las montañas. Entre estas obras se destacan el túnel de Somport y la grandiosa estación de Canfranc.
Esta última se pensó al principio construir por el lado francés, pero debido al coste que le representaba a los franceses aceptaron que la estación fuera levantada en Canfranc. Para este proyecto, se hizo necesario desviar el curso del río Aragón y colocar allí mucha vegetación, este sitio es conocido como la explanada de los arañones.
Después de conciliar muchos desacuerdos con respecto al ancho de las líneas ferroviarias, ya que ambos países se regían por normas ferroviarias distintas, se pudo inaugurar finalmente la estación el 18 de julio de 1982. El resultado, un hermoso edificio con mucha influencia de la arquitectura palacial del siglo XIX, de 241 metros de longitud, con 75 puertas y muchos ventanales al exterior. Para su construcción se combinaron materiales como el hormigón, hierro, cristal y piedra, cerrándose con un techo de hermosa pizarra.
Esta mega obra de los ingenieros Fernando Ramírez de Dampierre y Ramón Martínez de Velasco, albergaba en el interior dependencias de la policía, hacienda, enfermería, cafetería, hoteles, bibliotecas, correos y bancos de cada país, pues la mitad de este edificio pertenecía a territorio francés y la otra a territorio español.
Tres años después de su inauguración, la estación empezó a entrar en decadencia a consecuencia de un incendio, del cual se dice, fue provocado. Luego, le llegó la Guerra Civil Española, y durante ese periodo la estación fue ocupada por ejércitos franquistas. Más adelante, en la Segunda Guerra Mundial la estación también fue ocupada por los nazis en la parte que le correspondía a Francia, obligándolos a compartir el recinto con el ejército español, algo que no les agradó mucho ya que estos se encontraban en una supuesta posición neutral.
Durante esta guerra la estación de Canfranc fue escenario de muchos hechos, como el paso de judíos huyendo de los nazis hacia territorio español o el paso de contrabando de oro, del cual se supo que era el pago de los nazis a los españoles por dejarlos extraer en su territorio el wolframio, un material que utilizaban para reforzar el acero de sus tanques.
Esto, al parecer, se comprobó por unos documentos encontrados en las vías del tren que hablan del intercambio. Después de finalizar la guerra, la afluencia de pasajeros disminuyó. Pero la decadencia total para la estación más importante de los Pirineos la produjo un descarrilamiento de un tren francés, esto ocasionó la destrucción de un puente importante de comunicación con este territorio.
Ya sin el puente que comunicaba con territorio francés, a la estación no le quedó más que seguir operando con líneas regionales, algo que hizo mermar aún más la cantidad de viajeros.
Después de la década de los 70, la estación Canfranc empezó a decaer y su estructura también, tras años de abandono de este importante recinto en el 2005 se empezó un proyecto de rehabilitación del recinto promovido por el Instituto de Fomento, el cual se vio bastante accidentado en ese momento por motivos económicos.
Siete años más tarde la estación de Canfranc fue finalmente vendida al Gobierno de Aragón, para así empezar con proyectos turísticos que permitieran rescatar del olvido a esta importante obra arquitectónica, declarada Bien de Interés Cultural en el 2002.
Qué ver y visitar en Canfranc y en su estación internacional
Para quienes desconocen la historia detrás de esta importante obra de ingeniería, la oficina de turismo ofrece visitas guiadas. También quienes se animen a dar un paseo en tren lo pueden hacer desde Canfranc por las líneas ferroviarias que enlazan con Zaragoza.
Durante la noche se hace un hermoso espectáculo de luz y sonido.
Cerca de Canfranc se puede hacer una visita a los bunkers que formaban parte de un bloque defensivo de bunkers conocido como la Línea P y su misión era impedir el paso ofensivo desde Francia a través de los Pirineos, después de la Guerra Civil.
Junto a la estación también encontrarás la hermosa población Canfranc-Estación, un pueblo que se levantó para darles vivienda a los trabajadores españoles y franceses que hicieron parte de esta obra.
Ven y disfruta del magnifico entorno que nos ofrecen los Pirineos Oscenses. Desde Casa Biescas estaremos encantados de ayudarte a preparar tu estancia.
Autor artículo: Casa Biescas.es